Ayer después del trabajo llegue a mi casa y me decidí a jugar Frets on Fire un rato. Casualmente estaba mi primo sus amigos y curioseando me preguntaron que jugaba. Al final, los chavalos se decidieron a jugar y no me quedé con el rigio por que no querían soltar "la guitarra".
Este tipo de aplicaciones son una excelente mecanismo de evangelización.
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