Hoy la mayoría de las familias en el mundo celebran la víspera de la Navidad, y en mi familia recordamos un año más de la partida de un ser que ocupa, a pesar de ya no estar entre nosotros; un lugar muy especial en mi corazón, mi abuelo: Roger Ernesto Pantoja Martínez.
Todavía tengo el recuerdo vivo de mi abuelo, entre "inventos capitalistas", el viaje interminable a Río San Juan, las historias sobre su infancia en León, los viajes en tren, los relatos sobre el "beisbol" de grandes ligas de los años previos a la segunda guerra mundial.
"El beisbol..." decía, "ningún deporte produce más emoción que el beisbol, noveno inning, dos outs, 2 a 1 en el marcador... no podés esperar a que se acabe el reloj ¡Tenés que sacar ese out!". La esencia del beisbol elevada a su máxima expresión en el noveno inning del cuarto juego de la serie de campeonato de la liga america en el 2004 entre Medias Rojas y Yankees.
Hace seis días cumplí dos años de matrimonio y todavía lo escucho recordándome que la esposa es la piedra angular de la familia. Lo recuerdo pensando en mi abuela después que ella partió después de 52 años de vida matrimonial y como la falta de su ser más querido lo fue debilitando de a poco. Convengamos que mi abuelo murió por amor, al no soportar la ausencia de su alma gemela, la mujer virtuosa y ayuda idónea que tanto amó.